El renacer del cine social en Chile

Una historia de amor, cuyas familias se oponen a la relación, no suena algo muy original dentro del mundo del cine, pero que el sentimiento sea entre una pareja de discapacitados mentales, que el protagonista tenga de verdad éste problema y que la cinta sea chilena, hace que la película se vea con otros ojos.

Pedro (Pedro Vargas) y Cati (María José Parga) no pueden vivir felices su amor debido al rechazo de la familia de ella, y principalmente de la madre de Pedro (Gloria Munchmeyer) que no entienden, que a pesar del problema que sufren ambos, tienen el mismo derecho de enamorarse como cualquier otro ser humano.
La opera prima del director Alfonso Gazitúa destaca por la emotiva carga que transmite la película y por el mensaje social que da, en tiempos donde importan más las ganancias monetarias o elencos taquilleros, se deja eso de lado para dar un contenido más profundo que jóvenes cantando y bailando buscando la fama o la vida de un tipo que es estafado por todo el mundo. Eso se agradece.

Un gran elenco, una historia que llena y un protagonista que se roba la pantalla con su carisma e histrionismo a toda prueba son las fortalezas del último estreno del cine chileno, un salto hacia delante en calidad dentro del séptimo arte local.



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